SOY SUGERENTE
Me hablaste del cielo, yo te hablé del universo. Me contaste de tu vida, yo te hablé todos mis sueños. Te comparé con el gran sol, me sumergiste a ser la luna, esperando que un eclipse nos sorprenda por fortuna. Voy rimando por tu boca las palabras que me cuelgas, en dos besos, tres suspiros me compongo mil poemas. Poemas míos, pero no tan míos, poemas tuyos, o mejor dicho, letras mías que se vuelven tuyas, palabras tuyas que las hago mías, que dan vueltas permanentemente, y así, sucesivamente.
Toqué tu piel por dos segundo: me quedé prendido para siempre. Miré tu ser entre tus ojos, me enamoré de lo que vi en mis pasiones temblorosas. “Sugerente” me dices, “indirecto” me creo. Llevo escondido deseos innombrables para el resto, pero aptos para ti. No interesa si es que es tarde para hablar, para seguir. Si no, que mis ojos le pregunten a tu boca si es que es – tarde para seguir (?) Que mis manos hablen por sí solas. Que mis ojos den la vuelta a tu cabello y que mis labios digan lo que no puedo decir. Pero que lo digan en besos.
Sugerente soy, y en mis manos doy, una mezcla de libido con ternura, combinación perfecta. Simulando estoy, que no alteras mis estados, que no atacas cada hora, y es que no quiero decir que (r)evolucionas mis hormonas. Soy ser hormonal, y tengo algo de anormal. Mis dedos en tus cabellos son preámbulo de un coctel de sudor, saliva y otras lluvias corporales. Mis poros pronuncian tu nombre y cada vello de la piel es erizado por el frio que provocan las palabras que decimos, o que oímos. Soy sugerente, soy insinuante, pero solapa, y nada cobarde.
Me hablaste de Dios, yo te hablé de agujeros negros. Me hablaste de ti, y me quedé perplejo.
¡Soy sincero y con mis palabras nada tembloroso! ¡Si te digo que tenemos mucha química, nuestra cama sería un laboratorio!
