La dama de la estación

Cuando la oscuridad llegaba
e invadía la estación
el silencio provocaba
miedo, espanto y perdición.


Los faroles se encendían
la noche nunca paró,
y entonces aparecía
la dama de la estación.


Llevaba un vestido negro
tanto como su dolor,
y sus ojos denotaban
miedo espanto y perdición.


Ella no miraba a nadie
el sonido de su alma enmudeció,
y poco a poco el duro tiempo
le cambiaba la expresión.


Hasta que no brille la luna
hasta que no domine el cielo el sol
ella no se iría nunca
y nunca ví lo que pasó.


Su respiro daba poco alivio
y lloraba al pensar en sus anhelos,
su mirada se quedaba en el vacío
perdida en sus recuerdos.


Me inspiraba miedo con tristeza
me intrigaba verla allí,
parecía en vida muerta
sin saber que sí era así.


Jamás pude preguntarle
de su espera la razón,
y sólo yo podía ver 
a la dama de la estación.


By: Renzo Videira.

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